La nube, ese inalcanzable que parece estar flotando en el aire e imposible de tocar, en realidad está compuesta por miles de ordenadores conectados entre sí. Estos ordenadores no son más que cientos de estanterías, que se pueden confundir con una nevera por su tamaño, los cuales se encuentran llenos de poderosos servidores donde se almacenan mil millones de datos las 24 horas del día.
En ella tenemos guardada una parte de nuestra vida. Correos electrónicos, , datos bancarios, fiscales, nuestras aplicaciones favoritas y un sinfín de información que dejamos como rastro cada vez que nos conectamos a la web y sin la cuál nos sentimos perdidos.
No cualquiera puede entrar a las nubes. Sus sistemas de seguridad son impenetrables. Para acceder a las distintas salas donde están los servidores hay que atravesar, un sistemas de seguridad de acceso al mismo y Racks totalmente monitoreados. A su vez, la realidad es que el número de ciberataques es mayor hoy en día y la mala noticia es que las pymes son su claro objetivo. Por eso, es mucho más seguro tener todos los datos en la nube con una infraestructura de seguridad protegida correctamente con sistemas y monitoreada por expertos, que tenerlos en el server de la oficina desprotegidos.
Para respaldar los datos de todos los millones empresas que utilizan estos servicios, cuentan con salas refrigeradas para mantener los servidores a una temperatura estable: unos 24 grados centígrados, aproximadamente. En caso de que ocurra algún hecho inesperado como una falla de funcionamiento por corte de luz, un incendio o un desastre natural, la infraestructura está adentro de una plataforma redundante, alojada en un Data Center el cual provisionamos con respaldo eléctrico encargado de hacer los back ups diarios de los datos. Además, no dejarías de tener servicio porque los servidores pueden mantenerse sin energía eléctrica gracias los grupos electrógenos que se alimentan a base de gasoil, cuenta con un sistema de detección y extinción que frenarían el fuego justo a tiempo perder toda la información. La prioridad siempre es proteger la nube de cada compañías, una herramienta que se ha convertido en una pieza clave en la transformación digital.
Actualmente, son cada vez más las empresas se está sumando a esta revolución y ha decidido poner los datos que manejan en manos de los expertos. ¿La razón? Tener la información siempre disponible y protegida. Esta tecnología es trascendental en un contexto empresarial cada vez más demandante donde tenemos que estar conectados 24/7 desde cualquier lugar para clientes que demandan respuestas con inmediatez.
Los negocios necesitan adaptarse con facilidad a estos cambios. Es por ello por lo que cada vez más datos, procesos y aplicaciones se suben a la nube, como por ejemplo las herramientas de gestión empresarial como FSI Enterprise. Pero a pesar de los beneficios que ofrece esta tecnología, su nivel de penetración en Europa y el mundo es muy llegando a un 26% entre las firmas del viejo mundo. En España, solo un 22% de las firmas utilizan cloud, lo que provoca una brecha importante entre las entidades.
Para disponer de los datos en cualquier momento de manera rápida y flexible es necesario apuntalar la transformación en la conectividad. Esto se ha logrado incorporando nuevas tecnologías complementarias a la nube, como las redes definidas por software DNS. Con las DNS es posible controlar y tener visibilidad desde un único punto de todas las sedes de una misma empresa. Lo que se busca es unir las con las fuerzas de ambas tecnologías para conseguir mayor seguridad y flexibilidad en las comunicaciones.